Me impresionó como reconstruyó los hechos, como dio cuenta de cada uno de sus movimientos con absoluta normalidad. Su rostro permanecía impasible y detallaba con calma el crimen que había cometido.Tenía pinta de buena gente.
Lo último que a mí me pareció fue un criminal, un asesino…
Ella no llegaba a la treintena.
Él fue a la cárcel y salió…pero en una caja. A veces pasan estas cosas.
Han pasado años y todavía perdura el escalofrío que sentí al constatar que no puedo distinguir a las buenas personas de las que no lo son.
Gracias por pasar y comentar.