Con la música saltando en mis pies he iniciado una lenta carrera de 50 minutos.
He corrido hasta fundirme en sus brazos y sus besos me han salpicado de sal.
He bailado con sus olas y mis huellas han quedado grabadas en la arena, testigo mudo de nuestro dulce encuentro.
La música como oxigeno al alma, el sol juguetón y el mar…espectacular, bellísimo, azul.
Azul como el cielo, como tus ojos, como el firmamento. Azul que late en mi pecho distribuyendo la sangre que posibilita el movimiento.
Y no he podido resistir tanta belleza. ..tanta hermosura que espera paciente a que calce mis zapatillas y sacuda la pereza.
Y sigo corriendo, el puerto, los barcos, el faro que orienta a los rudos pescadores que reman Duc in altum.
Todo me ha parecido superlativo, inexplicable.
Me he despedido con un «te quiero» porque cuando veo el mar, le veo a Él.
La pregunta es:
¿Cuando ves el mar a quién te recuerda?
Gracias por pasar y comentar.