Me pasó con un gitano.
Podría haber ocurrido con un payo o con un bombero, pero lo cuento porque así ha sido y lo que resalto es el hecho, no la raza.
De hecho, he crecido con la insistencia paterna de que no hay que hacer acepción entre razas, de que los gitanos son iguales a los payos.
Pero, vuelvo a mi sucedido:
Vino a firmar-compromiso impuesto a aquellos que delinquen y pasan por el Juzgado los días fijados a tal fin-
Vi cómo le atendía una compañera mientras yo cogía el bolso y bajaba las escaleras dirección café con leche, por favor.
Me dio alcance y soltó un sonoro y contundente escupitinajo en las escaleras.
No me lo pensé dos veces y le invité a que fuese al baño, cogiese papel y limpiase el suelo.
Me miró con poca simpatía pero hizo exactamente lo que le dije, sin embargo,cuando salió a la calle, se fue cantando una de esas canciones en las que te desean todo tipo de maldiciones y esas cosas, mientras refunfuñaba que soy una racista.
No soy racista, pero no está bien escupir, y no podemos acostumbrarnos a estas faltas de urbanidad y educación ¿O sí?
Gracias por pasar y comentar.