¿Nunca te he dicho que te quiero?
-No, nunca.
Se quedó pensativa y calló como quien asiente con un silencio.
Volvió a su trabajo, volvió a sus compromisos y finalmente volvió a ese pensamiento.
Nunca se lo había dicho.
¿Por qué?
Quizás por temor a destruir algo que crecía sano y robusto, lenta y discretamente, pero con firmeza.
Tenía la vaga sensación de que decir en voz alta lo que sentía, podía dar al traste con aquella relación, que tanto bien le hacía.
Podía existir cierto pudor a desvelar sus sentimientos, pese a que los hechos hablaban por sí mismos, sin necesidad de reforzarlos con la palabra.
Descubrir día a día que era importante para esa persona le llenaba de paz, de alguna manera le devolvía la esperanza perdida.
Te quiero, sí que te quiero mucho, pensó para sí misma y se le escapó una sonrisa.
Quizás algún día se lo diga.
Gracias por pasar y comentar.