El WhatsApp es una pasada, una forma revolucionaria de comunicación que nos permite saber al instante, a tiempo real dónde está todo el mundo y qué hace todo el mundo. Y cuando digo TODOS, lo digo con alegría y con rotundidad. Por contra, esta cantidad arrolladora de información potencia el estrés, razón por la cual, cuando excepcionalmente el WhatsApp se «cae» yo me «subo» y respiro feliz.
Puedo desconectarlo. Sí.
Pero sé que mientras yo permanezco en «off» me están hablando y bueno, intento relajarme pensando que ningún mensaje será importante pero…no lo consigo.
Soy dependiente y adicta y posiblemente esto ya no tiene remedio.
Me encanta «saber» pero «saber» tiene un precio 🙂
De todos modos, ya no hay vuelta atrás, así que mejor lo disfruto 🙂
La pregunta es:
¿Tú cómo lo llevas?
Gracias por pasar y comentar.