No sé si es prestancia o apostura,pero algo hay.
Vengo observándome y llegando a conclusiones comprometidas existencialmente hablando.
Me gusta la observación, la personal y la ajena, y bueno, también me gustan mucho los dulces, pero ese no es el tema.
El tema es que «yo soy mi madre» y si puedo afirmar esta teoría, la duda nace: ¿Yo soy mi hija?
De hecho, mi afirmación es más sorprendente por cuantas cosas me separan de mi madre, es decir, que disentimos en casi todo lo que es opinable, que vemos el mundo de distinto color, que para nada compartimos las mismas aficiones ni siquiera utilizamos el mismo tinte…
¿Entonces por qué yo soy mi madre?
Cuando tienes a alguien en el corazón, en el pensamiento, en el recuerdo o en la distancia, mentalmente lo visualizas, mentalmente le oyes…y yo no es que la vea ni la oiga, es que yo soy mi madre.
Y dale que dale y erre que erre.
Son detalles, pequeños gestos, formas de hacer…el caso es que cuando los reconozco, los detecto, me sonrio y pienso: ¡soy mi madre!
La pregunta es:
¿Tú también eres tu madre?
¿Eres tu padre?
Aviso para navegantes:
A veces visualizáis «anuncios publicitarios» en este blog. Es una decisión impuesta por WordPress. No es mi elección personal. Si quiero suprimirlos tengo que pagar por ello. Así que de momento seguiremos sufriéndolos 🙂
Gracias por pasar y comentar.