En ocasiones irradiamos felicidad aunque no somos conscientes del efecto que causamos en los demás. Es una alegría que rebosa y se transmite por contagio. Es una forma de amar o sentir, quizás el prisma con el que se enfoca la vida.
Cuando esto sucede suele tener una razón de ser que se adivina fácilmente solo con el mero hecho de la observación.
El hombre es un ser razonable-o se le presupone- y puede constatar cuantas cosas buenas recibe a diario y ese hecho tangible y objetivo lógicamente le llevará a sentir gratitud y felicidad.
El hombre tiene corazón. El mundo de los sentimientos es apasionante y nada fiable en según qué situaciones; los sentimientos son buenos cuando nos empujan a hacer cosas buenas o a desearlas, pero a veces el sentimiento se vuelve arbitrario, caprichoso o egoísta. La sobrevalorada teoría «haz lo que te dicte tu corazón» debe entenderse con ciertos matices y en cualquier caso, cuando haya contraposición entre razón y sentimientos, tendremos que razonar aunque sea a moco tendido.
El hombre no sólo puede alimentar la materia porque es un ser espiritual que se cuestiona el devenir de la vida, la razón del ser, el origen, el destino…
El hombre está en continuo movimiento, en constante evolución y entiendo que en permanente desarrollo, aprendizaje o maduración. Al menos así debería ser.
Aspiramos por tanto a un desarrollo pleno, íntegro y total de nuestras potencias y capacidades que son mayores de lo que en principio valoramos.
Pero nuestro desarrollo no es solamente fruto de un esfuerzo individual ya que somos seres sociables y somos influenciables, no solo a los estímulos positivos o negativos sino a las oportunidades que por raza, cuna o lugar geográfico vamos a sumar o restar.
Vivir es una oportunidad única y apasionante que hay que esforzarse por vivir a tope, derrochando energía positiva y ahogando penas en risas.
Personalmente cada vez encuentro mayor felicidad en las cosas más sencillas.
La pregunta es:
¿ Me das algún ejemplo práctico de tu felicidad personal?
Gracias por pasar y comentar.