La luz de la lámpara con mampara verde ilumina el comedor donde me encuentro.
Estoy sentada en un sillón orejero tapizado en tonos granate, beig y verde; mi perrilla Trufa está en mi regazo y la noche ya ha caído. Es un buen momento para reflexionar y no dejo de pensar en Teresa Romero y también en Excalibur.
Hay un cierto complejo nacional que nos impulsa a criticar el sistema americano, entre otros.
Y no puedo evitar comparar su comportamiento y el nuestro ante una misma situación.
Hay diferencias vitales que diría el perro de Teresa, si es que pudiese hablar, pero todos sabemos que los perros no hablan, no al menos cuando ya han muerto.
Desde el minuto cero mi preocupación por Teresa Romero me impulsó a rezar, así pues, cada día pido por su vida, porque es un deseo noble que esta mujer se salve. No sé qué tendrá dispuesto Dios en su poder sobre la vida y la muerte, pero sí se lo que está haciendo Teresa, está luchando, es una guerrera y quiere vivir.
Merece todo mi respeto su entrega generosa: ella se ofreció voluntaria para cuidar a los enfermos de ébola que llegaron a España, dos españoles religiosos contagiados en Sierra Leona y en Liberia, Manuel García Viejo y Miguel Pajares, dos sacerdotes de la Orden de San Juan de Dios, dedicados a las misiones, combatiendo en primera fila hasta el punto de perder la vida por sus hermanos los hombres.
Teresa sabía el riesgo que asumía y aún así se presentó voluntaria para desempeñar un trabajo que muchos, quizás la gran mayoría, habríamos rechazado.
Las desafortunadas palabras del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid no tienen excusa posible y su posterior disculpa no evita que sus palabras se hayan esparcido vergonzosamente por el espacio, de donde nunca podrán ser rescatadas.
No sé qué habría que haber hecho con Excalibur, pero a la vista del proceder americano pienso que quizás nos hemos precipitado.
Un día más Teresa Romero se debate entre la vida y la muerte y la noche cae con su manto de negrura y entre tanta oscuridad, un rayo de esperanza alumbra a esta mujer valiente y generosa que lucha con fiereza ante el virus letal del ébola.
La pregunta es obvia:
¿Tú qué opinas?
Gracias por pasar y comentar.