Cuando todos se van(mis compañeros de trabajo, mis fiscales…), el mes de agosto se vuelve hosco como enero.
Cuando todos se van(los mismos antes citados), te sientes muy pequeñita, muy sola, muy perdida(incluso muy cabreada).
Cuando todos se van, les ves alejarse con una impúdica sonrisa mientras dos lagrimones surcan tu cara.
Cuando todos se van, sencillamente se olvidan de ti, directamente desapareces de sus vidas.
Pero….
Cuando todos se quedan(los idem ut supra), noviembre se vuelve mayo.
Cuando todos se quedan(en su puesto de trabajo), te sientes grande, fuerte, valiente, radiante.
Cuando todos se quedan, la de la sonrisa impúdica eres tú.(y es que la sonrisa a las puertas de unas vacaciones es inevitable)
Cuando todos se quedan, no recuerdas quiénes son ellos.
Cuando todos se quedan, te envidian, mientras tú, simplemente eres feliz.
La pregunta es:
¿Estás también tú entre los envidiosos?
La respuesta es:
Sí. Estoy de vacaciones.
En agosto sólo pude tomarme 10 días y ahora, en noviembre(que se vuelve mayo) me voy a tomar el resto.
Ni muertos, ni familia, ni el más allá, ni todas esas profundidades que habéis extrapolado de este post 🙂
Me lo he pasado muy bien leyéndoos.
Gracias 🙂
Gracias por pasar y comentar.