La vida está llena de miles de cosas, nosotros tenemos mil pensamientos diarios-en el caso de las mujeres, en el caso de los hombres la cifra desciende drásticamente- es lo que somos, una marejada de cosas, pensamientos, movimientos…todo interactuando a mil por hora-en el caso de los hombres la cifra desciende drásticamente- No vamos a empezar ahora una guerra de sexos, todos, hombres y mujeres sin excepción, vivimos en un mundo agitado y estresante donde es difícil fijar la atención.
De tal modo que cuando estamos con alguien no podemos centrarnos en lo que nos está diciendo, bien sea porque el móvil nos dispersa o bien sea porque en el cerebro bullen cientos, miles de pensamientos que se agitan convulsivamente mientras nos movemos frenéticamente de un sitio para otro intentado hacer cosas, ver gente, trabajar, divertirnos o pagar, que en pagar empleamos una parte importantísima de la vida.
Fijar la atención. Estamos en una conferencia sobre nutrición y bienestar, estamos enfrascados entre papeles, estamos en una celebración, estamos cruzando la calle, haciendo la compra, pagando impuestos,paseando al perro, sacando dinero del banco, en la peluquería, charlando con el mecánico-otra vez a pagar-, etc etc etc
Hagamos lo que hagamos nuestro pensamiento tiene verdadera dificultad para fijar la atención-al menos el cerebro femenino es así-y cuando queremos volver sobre un tema, sobre un problema, sobre algo que nos han contando y que parecía muy interesante, reconocemos que no hemos puesto los cinco sentidos. Y esto lo hacemos sin querer, incluso en contra de la propia voluntad que ha decidido estar atenta a lo que cocinamos en cada momento.
No sé, incluso los sueños se alborotan, el ritmo no disminuye, el tiempo no se detiene y cada vez corremos más y prestamos menos atención.
¿Habéis tenido alguna vez la sensación de no estar aunque sí estéis?
Fijar la atención. Dar a cada uno su tiempo. Atender como se merece a la persona con la que compartes un momento. Centrarte en el trabajo. Rezar con devoción. Disfrutar sin preocupaciones…Orden, orden, orden. ¡Qué bonito!
La pregunta es:
¿Te pasa a ti también?
Gracias por pasar y comentar.