Derek Paravichini, mi Tontá

La mañana está fría y desapacible pero el día promete.

Me pongo los auriculares y noto como el AVE se desliza suavemente por las vías y me da la risa y soy feliz.

Esta noche voy a disfrutar de un concierto de piano.

¿El concertista? Derek Paravichini, un sabio autista de nacionalidad británica que acaricia los 34 años.

Derek fue un niño prematuro, que apenas pesaba un kilo cuando nació. El parto se complicó y Derek quedó ciego. Después, se le diagnosticó autismo.

Ante estas circunstancias uno podría pensar cosas tales como “pobrecito…qué desgracia…qué será de él…”

Pues lo cierto es que es un genio, que tiene una facilidad maravillosa para la música, su medio de comunicación, y que gracias a ese oído absoluto capaz de repetir cualquier melodía habiéndola escuchado una sola vez, hace las delicias de quienes pueden disfrutarle en sus conciertos.

Mientras me alejo de Málaga a la velocidad del ave, buceo en Internet para conocer más sobre Derek Paravichini. La imaginación vuela y ya me imagino haciéndome una foto con él y subiéndola a FB…vuelvo los ojos a mi super Note, digan lo que digan los de la manzana, y sigo leyendo la entrevista que le hacen a su mentor, Adam Ockelford, quien dice de él que Derek no es muy bueno con las palabras, pero cuando toca, es como un poeta, puede decir y hacer lo que quiera.

«Derek ama la música, pero más importante que su amor a la música es que ama a las personas. Y la música es la forma de llegar a ellas».

Continúo leyendo, cada vez más interesada en esta persona. Pasan ofreciéndome los auriculares, pero estoy demasiado excitada para centrarme en una película…

«Conocí a Derek cuando tenía 5 años», relata Adam Ockelford, entonces profesor de la escuela Linden Lodge para ciegos en Londres: «estaba al piano, y él me empujó y empezó a tocar. Parecía que quería tocar todas las notas a la vez, utilizando golpes de artes marciales, codos y su propia nariz. Como no podía ver, no sabía cómo debía tocar pero yo nunca había visto a nadie, y mucho menos a un niño, tocar con tanto entusiasmo».

El profesor tenía un difícil reto: «¿Cómo podía enseñarle si no me dejaba acercarse a su piano?. Como era pequeño, le cogía, le llevaba a un rincón y eso me daba diez segundos para regresar corriendo al piano y tocar unas notas, hasta que él llegaba», un juego que le pareció interesante porque el niño «no entendía las palabras pero sí entendía muy bien la música».

Derek tiene problemas para relacionarse con el entorno, pero ha llegado a entender el profundo impacto que puede tener su música en la gente que la escucha. «La primera vez que lo noté», indica Adam, «fue cuando Derek tenía 10 años. Después de un concierto, fue consciente de que los aplausos de la gente iban dirigidos hacia él y comenzó a temblar de emoción».

También yo estoy emocionada por el viaje imprevisto, por la oportunidad de asistir a un concierto en Madrid y porque la sensibilidad de personas maravillosas como Derek me llegan muy hondo.

Tontá patrocinada por Yeste Lima, una buena amiga y una fantástica bloguera. En su blog podéis seguir a todos los participantes de sus TONTÁS 🙂

18 respuestas a “Derek Paravichini, mi Tontá”

  1. […]  Lehahiah– (Los sueños de Lehahiah) Mandarica — (Mejor será que corras) Luisa –  (Mis ideas cotidianas) Yeste — (Mis queridas personas) Inma– (Territorio […]

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  2. Una cosa más que he aprendido con tu tontá, Luisilla. Emocionante conocer la historia de este pianista. Y no daban un duro por él cuando nació…
    Gracias, querida fuguilla.
    Un beso cálido desde Tarraco.

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  3. Que maravilloso y complicado es el cerebro. Cuantos resquicios y secretos tiene. Me ha encantado tu TONTÁ de hoy. Mi admiración para esta persona y para ti por contárnoslo tan bonito.
    Un beso desde cerquita, Luisa

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  4. Es que la música (ya lo he dicho alguna vez) es el mejor lenguaje de todos, el que llega a cualquier lugar,
    Las Matemáticas de los Sentimientos.
    (aunque seas de letras, es así)

    Curioso lo que oirá Derek por dentro…

    bss!!

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  5. Pues viendolo en los videos, es para verle en directo..

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  6. Muy interesante la tontá, veo que sois unos genios los que la hacéis a última hora, yo necesito un mes y no me sale tan bien.
    No conocía de nada al muchacho, pero la música de piano siempre me ha gustado, y la historia es muy gratificante.
    Un besico.

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  7. Yo tampoco lo conocía y por la cuenta que me trae debería saber quién es. Te agradezco la reseña y en cuanto pueda me pongo a escucharlo…

    Un besote.

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  8. Pues no conocía de nada a este músico. Claro que mis conocimientos sobre concertistas, más que escasos, son inexistentes.
    Interesante tontá.
    Besos.

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  9. […] Derek Paravichini, mi Tontá, por Mis ideas cotidianas […]

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  10. Ah y cuidado con el AVE que corre que se las pela. Yo lo he tomado un par de veces y es una pasada.

    Más besos Luisa.

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  11. Francamente no lo conocía, pero he visto el vídeo y el menda toca el piano como los ángeles. Que bueno que a través de las «Tontás», se conocen a personajes que desconocías.

    Besos sonoros.

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  12. He oído o leído sobre él en alguna noticia, pero no le he escuchado, quizás sería el momento….

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  13. No le conocía. Muy interesante tu tontá. Un beso

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  14. Una «Tontá» preciosa, he oído algo sobre él pero no sabía que estaba en España, y aunque lo has contado estupendamente buscaré más información. Un abrazo guapa

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  15. Qué bien!! En Madrid! A lo mejor me lo encuentro por ahí…
    Justo hace nada me hablaron de este chico en clase de Biología 🙂 Feliz casualidad!
    un besoooo

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  16. No conocía esta historia. Qué bien que encontrara algo para sentirse bien. un beso.

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  17. ¡ah, tres horas escribiendo y se me borra el comentario!…pa darme un chocazo.

    Bueno, a ver, te decía que te agradezco muchísimo el esfuerzo de hacerla a última hora, pero que visto lo visto, debías hacerla siempre igual, hija, vaya poderío, te ha salido de miedo.

    A Derek lo ví por primera vez hace unos días, no recuerdo si fue en las noticias, y me impresionó su forma de tocar y transmitir y saber la historia que tiene detrás me confirma que hay personas que saben emocionar con su don aunque les falten otros sentidos, fue maravilloso comprobarlo.

    Gracias, Luisa.

    Besos apretaos

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